Por José María Sánchez González (óptico-optometrista)
Los niños cada vez dedican más tiempo a actividades en las que se realiza un gran esfuerzo en visión cercana, como la lectura, ver la televisión, trabajar con el ordenador o jugar con la consola. Esto está produciendo un incremento de escolares miopes. Sabemos que la causa de la miopía es multifactorial, donde juegan un papel el factor hereditario y el incremento de las actividades de cerca, pero según unos estudios recientes, se considera que el más importante de estos factores es simplemente la falta de luz solar. En muchos casos, las malas notas o el desinterés por las asignaturas no son consecuencia de la apatía de los estudiantes, sino de algún defecto visual que les impide seguir el ritmo de las clases, atender a las explicaciones de la pizarra, leer con rapidez y comprensión y estudiar cómodamente, con el consiguiente lastre para su aprendizaje.
Ojo vago
El diez por ciento de los niños españoles padece ambliopía, o también conocido como “ojo vago”, pero la mitad de ellos no está tratado, debido al desconocimiento por parte de sus padres. De ahí radica la importancia de las revisiones periódicas, ya que la detección precoz de este problema es determinante para el éxito del tratamiento.
Puesto que la ambliopía es la pérdida parcial de visión en uno de los dos ojos, la solución consiste en entrenar a ese ojo vago para que logre ver nítidamente a cualquier distancia. Para ello, se tapa el ojo bueno con un parche forzando así al ojo vago a trabajar. Pero además, se pueden utilizar lentes compensadores y un completo programa de entrenamiento visual con ejercicios específicos para lograr que el ojo ambliope iguale las funciones del ojo normal.
Signos de alarma
Frunce el ceño, guiña los ojos para mirar de lejos o de cerca.
Se le irritan los ojos cuando escribe o lee, le escuecen y se frota los párpados con frecuencia.
Se queja habitualmente de dolores de cabeza.
Tropieza con facilidad, consecuencia de la deficiencia en la sensación de profundidad.
Comete muchos errores al copiar palabras de la pizarra.
Tiene baja comprensión de la lectura para su edad.
Tiene excesiva sensibilidad a la luz.
Evita actividades que requieren visión de cerca, como leer o hacer los deberes, o visión de lejos, como el deporte u otras actividades de ocio.
Suele sentarse demasiado cerca de la tele o se aproxima mucho a los libros.
Prevención
Expertos de la Academia Americana de Optometría, en los Estados Unidos, alertan que una visión deficiente en la etapa escolar frena significativamente el aprendizaje y aumenta el estrés en los niños afectados, circunstancias que, si no se ponen medidas, pueden llevar a un fracaso escolar. Cuando ciertas habilidades visuales no se han desarrollado por defectos de refracción no compensados, el aprendizaje es difícil y aumenta el estrés general de los niños, que normalmente evitan la lectura y otras tareas de visión de cerca tanto como sea posible; tratan de hacer los deberes de todos modos, pero con un bajo nivel de comprensión o de eficiencia, o experimentan malestar, fatiga y poca capacidad de atención.
Los problemas de visión no detectados y no compensados pueden provocar algunos de los mismos signos y síntomas comúnmente atribuidos al TDAH. Debido a estas similitudes, algunos escolares pueden estar con un tratamiento de TDAH cuando, en realidad, tienen un problema de visión que no ha sido detectado.
Conclusión
“Debido a que con frecuencia la agudeza visual puede cambiar durante los años escolares es importante que regularmente, al menos una vez al año, se lleven a cabo exámenes visuales por parte de ópticos-optometristas en donde se descarten problemas refractivos como miopía, hipermetropía o astigmatismos; anomalías de la visión binocular, como los estrabismos, o la ambliopía, popularmente
denominada ojo vago».