Blefaroespasmo: tic nervioso en el ojo

El blefaroespasmo o tic nervioso en el ojo es un parpadeo incontrolable, esporádico y repetitivo del músculo orbicular (el que se encuentra alrededor del ojo). Técnicamente también se le conoce como fasciculación del párpado.

 

Blefaroespasmo

 

Pese a no estar asociado a ninguna causa concreta, suele aparecer en periodos de angustia o estrés y cuando sufrimos fatiga o falta de sueño. Influye también su aparición el consumo excesivo de café, tabaco y alcohol.

El síndrome de Sjörgen, que se caracteriza por la inflamación de las glándulas productoras de las lágrimas, y que afecta sobre todo a mujeres de más de 40 años, también puede causarlo. Además hay que tener en cuenta algunas deficiencias nutricionales , como la falta de potasio, magnesio y calcio, que ayudan a regular el sistema nervioso y circulatorio.

¿Qué hacer si sufrimos un tic nervioso en el ojo?

Lo primero que hay que hacer si sufrimos un blefaroespasmo es mantener la calma y ralentizar nuestro ritmo de vida. No estaría de más revisar las horas de sueño y nuestra alimentación.

Conviene consultar a un oftalmólogo que nos haga una correcta evaluación y diagnóstico, sobre todo si el tic va acompañado de otros síntomas como párpados caídos, dolor de cabeza, visión doble o contracción que afecte a otras áreas de la cara.

Si este tipo de problema es muy recurrente aunque hayas tomado medidas (descanso, alimentación…) y sobre todo, si los blefaroespasmos van acompañados de otros síntomas sospechosos, no lo dudes, acude a un especialista para que valore tu caso.

Tratamiento del blefaroespasmo

Como hemos comentado anteriormente, lo habitual es que los tics o blefaroespasmos desparezcan. Si se producen muy frecuentemente o no desaparecen todo lo rápido que deberían, lo ideal sería identificar la causa para descartar cualquier enfermedad crónica o de tipo neurológica que pueda estar provocándolo.

Los blefaroespasmos muy complejos se pueden tratar con inyecciones de toxina botulínica, el popularmente conocido como Botox. Con estas inyecciones se relaja el músculo y se evita la contracción del mismo. El efecto dura unos meses, si se volvieran a producir los tics de forma muy molesta habría que inyectar de nuevo.

En casos muy graves, se puede recurrir a la cirugía. La miotomía marginal ocular consiste en el debilitamiento de la acción muscular, pero sus resultado no son demasiado previsibles.

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